Cristina y Álvaro se casaron el 25 de mayo de 2019 en la Iglesia Santa María, en Fuenmayor (La Rioja). Ella, se vistió para la ocasión de Ammiu Costura Creativa. Su diseñadora, Amaia Ubiria Llopis, creó un sencillo pero elegante vestido de corte en A y cuerpo de encaje.

Un vestido como tal requería de un acompañamiento a la altura, por lo que se decidió por unos zapatos de terciopelo en rosa empolvado, de Pura López, y un tocado de India, una exclusiva firma que elabora preciosas composiciones artesanales, llenas de sensibilidad y un aire bucólico, fresco y bohemio. El toque de color, junto a su corona, lo puso el ramo de flores, una composición de astilbe en tonos rosa palo, granate y verde, obra de Feliñaran Floristas.
Zapatos Pura López Floristería Feliñarán
Las joyas que lució fueron el anillo de pedida, de Suárez, el anillo de compromiso, de Aristocrazy, y unos pendientes con un gran valor sentimental, ya que eran de su abuela. Para completar su look, escogió un recogido bajo desenfadado, que realizó Rubén Hernáez Peluqueros, y un maquillaje natural que resaltaba las facciones de la novia, y del que se encargó Diana Bastida.

Álvaro se enfundó en un chaqué en color gris de Silbon, un estilismo que acompañó con una corbata roja estampada, con la que lucía de lo más elegante.
Una vez realizamos el reportaje de fotos en casa e inmortalizamos sus preparativos junto a sus familiares más allegados, nos dispusimos hacia la ceremonia, donde se vivieron momentos muy intensos. Alguna lagrimilla de emoción y muchos rostros de felicidad… Me encanta ver, a través de mi objetivo, cómo los novios disfrutan al máximo de estos momentos tan importantes, cómo se miran a los ojos y se olvidan de todo lo demás. Eso es fundamental para conseguir unas fotografías de boda naturales y espontáneas.

Uno de los momentos favoritos de la novia, y he de confesar que también el mío, fue su entrada en la iglesia: “Entrar en la iglesia y ver al fondo a Álvaro fue el momento que más me gustó y que me puso la piel de gallina”.
Tras el intercambio de anillos, les esperamos a la salida de la iglesia para vivir uno de los instantes más divertidos con la lluvia de pétalos, y dirigirnos hacia la íntima sesión de fotos, mientras los invitados disfrutaban del cóctel, al son de Mr.Swing.
Trabajar con parejas como Cristina y Álvaro se torna muy fácil cuando sientes que lo único que se profesan ese día es verdadero amor, sentimientos llenos de magia que convierten cualquier situación en fotografiable. Así me sentí en la sesión de fotos privada que realicé junto a ellos, una afortunada.
Las Bodegas Marqués de Vargas fue el lugar que escogieron para celebrar el banquete. “Buscamos varias bodegas donde celebrar el cóctel y la comida al aire libre, rodeados de viñedos y con un ambiente campestre. Marqués de Vargas encajaba con estos requisitos. El entorno, decoración, su plan B con una carpa y, por supuesto, la comida ofrecida por los hermanos Echapresto, del restaurante Venta de Moncalvillo, nos terminaron de convencer”, explican los novios. Además la bodega cuenta con un pequeño hotel con encanto donde pudieron pasar la noche de bodas.
Como podéis ver en las fotos, no hay duda de que supieron elegir a la perfección. El lugar tiene ese ‘alma’ que hace que cada evento que allí se celebra sea único. Además de ser un escenario precioso en el que los novios celebraron una boda de ensueño, la bodega produce ediciones limitadas de vinos exclusivos de alta gama, que elaboran con uvas procedentes de sus propios viñedos.
Los novios califican su boda como “campestre y romántica“, y así fue. El escenario que prepararon para el banquete era espectacular. No faltó detalle gracias a la ayuda de Ana, de Venta de Moncalvillo, que les asesoró y les aconsejó sobre la decoración. Esta estaba compuesta por detalles muy personales, como una bicicleta antigua a modo deseating plan, que era con la que el padrino corría de joven, o alfombras y cojines de cuando la novia era pequeña.
La pasión que el padre de Cristina y Álvaro sentían por el ciclismo, les hizo tematizar los meseros, en los que cada uno llevaba el nombre de un ciclista. ¡Una idea de lo más original!
“Flores silvestres, viñedos, aire libre, música en la calle… Hacer sentir a la familia y amigos que venían de lejos lo que más nos gusta de nuestra tierra y lo que nos hace feliz era nuestro objetivo”, confiesan los novios.
La pareja quiso tener un detalle con los invitados, a modo de agradecimiento por acompañarles en un día tan especial. Los adquirieron en Papel&Papel, una boutique del papel que realiza “cosas bonitas”, como ellos mismos definen.
Y llegó uno de los momentos más esperados. El primer baile del día lo realizaron los novios mientras sonaba Can’t help falling in love, de Elvis Presley, una canción que dio lugar a instantes muy románticos pero también muy alegres.

La fiesta fue protagonizada por la increíble profesionalidad de Dj Dido que puso a todo el mundo a bailar. Para mí, es muy importante que el experto que se encargue de la fiesta, ponga la pista ‘patas arriba’, de esta manera, la pareja podrá conservar fotografías divertidísimas de sus invitados.
Los novios confiesan que recuerdan su día de la mejor manera posible: “Rodeados de nuestras familias, amigos y con nuestro pequeño Mateo”. Y lanzan el siguiente consejo para las próximas parejas que se casen (con el que no puedo estar más de acuerdo): “Que no se agobien, que intenten disfrutar cada minuto porque el día pasa volando. Aunque te despeines antes de las fotos, se te quite el maquillaje, se enfaden familiares porque no les haces caso, las cosas no estén donde tú las pediste o falten detalles, les aconsejo que se olviden, que los invitados no se dan cuenta de eso, pero sí de su agobio”.
Ya solo me queda felicitaros, una vez más, y desearos que siempre sigáis teniendo ese brillo tan especial en los ojos. ¡Gracias y enhorabuena pareja!