Cuando sabes que los novios han preparado su boda con la máxima ilusión y pensando, sobre todo, en el bienestar de los invitados, tienes la garantía de que será todo un éxito. Ese fue mi pensamiento cuando me dirigía a la celebración de Laura y Eduardo, esta pareja tan divertida que se casó en la Basílica de Nuestra Señora de La Vega.
Acompañé a los novios desde primera hora del día para fotografiar cada instante en sus respectivas casas. Allí, encontré a los dos, hechos un manojo de nervios pero con una tremenda ilusión. Habían planificado su gran día detalladamente para que cada momento fuera el más divertido, y así lo sentimos todos.
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