Una de las cosas más importantes de mi profesión, es conocer a la pareja con la que vas a compartir el momento más feliz pero también más delicado de su relación: el día de su boda. Así que, cuando ya la conoces de hace años, aunque sientes la misma responsabilidad de que todo salga perfecto ese día, no puedes evitar implicarte más y sentir que, de alguna manera, formas parte de ese momento tan personal.
Marta ha sido y es muchas cosas: Marta mi compañera de clase en el instituto, Marta, la alumna aplicada; Marta, la de Briñas… Y ahora se suma algo más: Marta, la periodista. Porque Marta siempre ha sabido lo que quería ser de mayor, y no estaba dispuesta a aquel sueño se quedase solo en una ilusión. Y lo consiguió.
Además, vino a darme la primera noticia importante de su vida adulta: su compromiso con Sugai, el joven vasco a quien conoció en uno de aquellos largos y cálidos veranos de Briñas donde la familia de su novio pasaba la época estiva. Y así fue cómo se conocieron, entre amigos y vivencias que les unieron para siempre. Briñas se vistió de gala el 26 de agosto de 2017 para acompañar a Marta y a Sugai en su día.
La Hospedería Señorío de Briñas puso al servicio del novio y de su familia su imperecedero palacete de piedra del siglo XVIII.
Sugai estuvo acompañado en todo momento por una orgullosa y emocionada madre que le ayudó a ponerse su traje de novio, su hermana y la pequeña sobrina que también quiso participar en aquel instante tan especial.
Mientras, en la casa de Marta, todos se organizaron para que la novia lo tuviese todo a punto y a mano, y que los nervios típicos del día no hicieran mella en ella. Sin embargo, el saber estar de Marta lo hizo todo más fácil. Y el estar rodeada de conocidos como su amiga Carla Salgado que se encargó de maquillarla y de Israel y Carlos, el equipo de Dia de fiesta que se encargó de recoger cada detalle del enlace matrimonial de una amiga tan querida.
No pude por menos de admirar el acierto de Marta en cuanto al traje de novia elegido ya que definía perfectamente el estilo de Marta: sencillo, armonioso y elegante.
El modelo ELIA de Pronovias cumplía los requisitos de la novia. Un exquisito vestido de novia estilo sirena, confeccionado en crepe y tul con un esplendido escote en pico que se prolongaba por la espalda adornado con delicados botones que parecían afianzar la silueta de la novia adaptándose a su figura sin aprisionarla. Los detalles de pedrería en las mangas servían para realzar la evocación de una novia atemporal en un entorno bucólico a orillas del río Ebro.
El toque floral lo aportó Espacios Verdes, que no podía faltar en este enlace inolvidable. Del ramo de Marta brotaban tres sutiles rosas que parecían camuflarse entre otras flores más atípicas creando un desenlace entre lo efímero de su corta vida pero lo perdurable de los afectos.
Agarrada del brazo de su padre, Marta recorrió las calles de su pueblo a pie, como si de un paseo habitual se tratase. Juntos llegaron hasta la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, situada junto a la Plaza de la Constitución donde familiares y amigos esperaban su llegada con alegría. En el interior del templo, un nervioso Sugai esperaba a Marta al pie del altar donde aquella pareja de novios que se conocieron un verano, se dieron el “Sí, quiero” ante la emoción de algunos de los presentes que no pudieron contener las lágrimas.
El convite se celebro en el, en el interior de su sobrecogedor claustro con más de seiscientos años de historia donde también hay lugar para la felicidad de un joven matrimonio que acaba de empezar su propia historia.