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Rebeca & Diego, de la infancia al altar.

Rebeca y Diego se casaron el 13 de julio de 2019 en una preciosa celebración, la cual tuve la suerte de poder fotografiar. Inmortalicé cada momento desde la distancia, sin intervenir en la acción para no coaccionar a los novios y que se mostraran naturales en todo momento.

Lo que adoro de la fotografía es poder contar, a través de imágenes, una historia, hacer fotos que transmitan y en las que los novios se vean reflejados. Compartí ‘escenario’ con Recuerdos de Cine, encargados del vídeo, con quienes me compaginé a la perfección.

Los novios celebraron una ceremonia religiosa en la Iglesia de San Esteban Protomartir, en Murillo de Río Leza (La Rioja) y el banquete en Restaurante Villa Cañas. “Habíamos estado en diferentes bodas y, desde el primer momento, teníamos claro que si algún día celebrábamos nuestra boda, sería allí”, declara la pareja.

En cada aspecto de la organización, contaron con la ayuda de Ilusoñando, wedding planner de Logroño, que se encargó de asesorar a los novios y caminar a su lado durante la planificación del gran día.

Rebeca se enfundó en un vestido de Pronovias, de una elegancia sublime, que combinó con unos zapatos de Uniqshoes, un tocado de Aifos y joyas de Swarovski. De que  luciera radiante se encargaron Peluquería Ascen y Yenni Parra, que realizó el peinado y el maquillaje con los que la novia soñaba. ¡Estaba preciosa!

Por otro lado, Diego escogió un traje de novio de Amadeo, sencillo y elegante. Desde primera hora del día, les acompañé en sus respectivos hogares. Me gusta capturar todo lo que se vive en esos momentos, los nervios, la emoción… no solo de los novios, sino también de los familiares.

Tras darse el “sí, quiero”, todos se dirigieron hacia el restaurante, acondicionado especialmente para la ocasión con una decoración floral idílica, obra de Floristería María Teresa, que también se encargó del majestuoso montaje floral de la iglesia. “Teníamos claro que queríamos darle un poco de protagonismo al olivo, ya que la familia de Diego tiene varios y, desde siempre, es una tradición familiar ir a recoger las olivas y la creación de su propio aceite”, cuenta la novia, y añade: “También quisimos que las personas que ya no están con nosotros tuviesen su rinconcito especial. Desde el primer momento plasmamos nuestra idea tanto a la organizadora como al florista y ellos fueron los quecaptaron perfectamente la idea e hicieron que todo tomase forma según lo que nosotros teníamos pensado”.

De la papelería se encargó Venaya Moments, que diseñó cada elemento siguiendo un mismo hilo conductor, de manera que toda la ambientación tuviera un sentido.

Como veis, siempre apuesto por fotografiar los detalles de los diferentes espacios, la decoración, el montaje del mobiliario… porque considero que también forman parte del gran día y que a los novios les encanta guardarlos como recuerdo en su álbum de boda, ya que son detalles que han preparado con mucho cariño.

Mientras los invitados esperaban en el restaurante y disfrutaban del cóctel, yo me dirigí con los novios a un espacio natural en el que realizamos una pequeña sesión de pareja. Tengo que resaltar la naturalidad de la pareja y lo fácil que me lo pusieron. Cuando los sentimientos fluyen, el resultado son imágenes como estas.

Irradiaban ilusión en cada instante, y es que, tal y como confiesan, “organizamos este día con muchísima ilusión, desde el primer momento. La decisión de poner el broche perfecto a nuestros más de 15 años de relación surgió con una preciosa pedida en nuestra Isla favorita: Ibiza”. Desde ese momento, organizaron cada detalle con la mayor felicidad, disfrutando de cada decisión y de la elección de cada detalle, y eso, se nota en el resultado. Rebeca y Diegoquerían que su boda tuviera un toque familiar y muy personal, ¡y lo consiguieron!

Su primer baile tuvo lugar con la canción No hay nadie más, “una canción que describe perfectamente nuestra relación desde el primer día y cómo nos hemos querido y cuidado siempre el uno al otro. Nuestra relación empezó en un momento muy complicado y estamos seguros de que el hecho de tenernos el uno al otro hizo que todo fuese más fácil”, aseguran. Tras el baile nupcial, la fiesta comenzó y fue de lo más divertida.

Confiesan que, del día de su boda, no podrían quedarse con un solo momento porque todos fueron especiales: “Es difícil quedarnos con uno solo, pero el momento en el que nos encontramos en la iglesia por primera vez fue mágico, imposible contener la emoción de ver que el día que tanto habíamos soñado ya había llegado y que toda nuestra gente estaba unida para celebrarlo”.

Aconsejan a los novios que estén preparando su boda que disfruten de todo desde el primer día, “incluso los preparativos son increíbles se vive todo con mucha ilusión y luego, es cierto eso de que el gran día vuela”.¡Enhorabuena pareja!